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Por doquier proliferan,
centros de promiscuidad.
Almas allí se compran,
solo por nececidad.
Alto precio se ofrece,
que al incauto complace,
y a venderse decide.
La ambición puede más,
pues la promesa es tal,
que la razón se nubla,
aceptandola tal cual.
Una estafa perfecta.
No puede reclamarse,
ante algun tribunal.
(io) 25/10/2011
