Suaves esferoides,
del alma eres,
la piel recorres,
en la que mueres .
Tu frío humedece,
siento que arde,
lo que permanece.
Eres lo sublime,
sentidos ausentes,
cimbras en la sangre,
silvestre perenne.
Que aun suspire,
trémula “Cocoche”,
silba inocente.
(io) 03/04/2010
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